La poesía de Sylvia Plath sigue siendo una de las obras más queridas y aclamadas del siglo XX, desafiando a sus lectores con la complejidad de alusiones, metáforas e imágenes, así como sorprendiendo y perturbando con la fuerza de su perspicacia, autoconciencia y penetración psicológica.
Ariel es la reunión de poemas confeccionada por Ted Hughes, marido de la poetisa. Hughes dejó fuera a propósito varios de los poemas que Plath había seleccionado y no fue hasta 2004 que se publicó la concepción original del poemario. Sea como sea, la obra fue un éxito inmediato, aclamada como un gran evento literario que consolidó la reputación de Sylvia Plath como un genio poético.
En Ariel, Plath da rienda suelta a su imaginación fantástica y ferozmente inteligente a través de representaciones tanto metafóricas como literales. En estos poemas hace presentes temas como la muerte, con el vacío dejado por la perdida de su padre y con sus propios intentos de suicidio; la naturaleza, con representaciones de escenarios hipnotizantes y místicos; el conflicto entre el yo y el mundo exterior; y la maternidad, con la tensión entre el amor por sus hijos y el descontento con el embarazo y el papel prescrito para la mujer en la sociedad.
Sylvia Plath es considerada comúnmente una poetisa confesional, aunque es el lector quien tiene el reto de analizar su obra como autobiográfica o meramente imaginativa.