A raíz de esta obra Juan Rulfo fue comparado con los escritos de Borges y García Márquez. Con Pedro Páramo el autor mexicano se sumerge en la nostalgia para tratar temas universales como la muerte, la religión, la opresión de la mujer, la memoria y la esperanza en un contexto rural. La novela sigue una estructura laberíntica en la que el pasado se entremezcla con el presente, a través de distintas voces narrativas y requiere la participación del lector para completar los silencios y ritmos perdidos de la historia.
Rulfo, que quería llamar a la obra «Los susurros» en deferencia a su multiplicidad de voces, escribió borradores iniciales mucho más largos, pero finalmente encontró su forma adecuada cuando comenzó a omitir grandes secciones de la historia.