Jane Eyre
Jane Eyre fue la novela con la que Charlotte Brontë logró, primero, el reconocimiento de sus contemporáneos y reveló, luego, su verdadera identidad. Una revelación controvertida que obligó al público a redefinir las nociones sexistas que tenía sobre la autoría femenina.
El tono trágico de la narración sobre la búsqueda de la familia, la pertenencia y el amor, es aprovechado por Brontë para expresar su crítica a las diferencias de clase victorianas y, a la vez, de una manera más sutil, condenar la desigualdad de género.
Jane Eyre ve como la pobreza de la que parte desde la infancia le crea numerosos obstáculos, entre ellos, la inseguridad personal y la negación de oportunidades. A las dificultades económicas se le suma su posición como mujer, que le impide aventurarse en el mundo como puede hacer cualquier hombre. Sin embargo, la necesidad y la creencia en la independencia personal, a base de tenacidad, intelecto y carácter, resuelven sus conflictos de autoestima y le permiten establecer su propia identidad.