La novela se centra en la perspectiva que tiene Shingo, un anciano con lapsos de memoria temporales, respecto a su familia. Los que lo rodean lo ven como un viejo senil, pero, en realidad, está inmerso en una meditación sobre el envejecimiento, el amor y sobre si mismo como esposo y padre. Le preocupa la decadencia ética de sus descendientes: su mujeriego hijo Shuichi, su nuera Kikuko, por quien siente un vínculo paternal pero erótico, y su hija Fusako, que abandonó a su marido y regresó a la casa de su familia con sus dos hijas pequeñas.
Entre las reflexiones solitarias y dramáticas y los sonidos que le llegan de la naturaleza, el protagonista construye un escenario de soledad y de belleza que toma como un presagio de su inminente muerte.